Turismo Sostenible
Turismo Sostenible
Durante las últimas décadas, el sector turístico ha
experimentado un notable crecimiento, convirtiéndose en una industria de gran
peso en la economía y comercio internacional. Los ingresos totales obtenidos
por el turismo internacional a nivel global fueron de 1.260.000 millones en
2015, mientras que el número de viajeros internacionales ascendió a 1.186
millones en dicho año. Además, ha demostrado ser un sector estable y resistente
a las crisis y otros fenómenos económicos, manteniendo un crecimiento
ininterrumpido desde el año 2009.
Sin embargo, pese a los beneficios económicos que genera el
sector, el turismo convencional produce también diversos efectos negativos de
gran repercusión dada la magnitud de la industria: contaminación de las
reservas naturales, erosión, hacinamiento hotelero, desplazamiento de la
población local ante la llegada de visitantes, etc. En este contexto, está
cobrando cada vez más importancia el concepto de turismo sostenible.
La definición de Turismo Sostenible según la Organización Mundial del Turismo (OMT) es: “El turismo que tiene plenamente en cuenta
las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales
para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno
y de las comunidades anfitrionas”. Gracias a la diversidad de relaciones
implicadas en la actividad turística, el turismo sostenible tiene la capacidad
de actuar como catalizador de cambio en el mundo, beneficiando a la lucha de
causas como el hambre, la paz y seguridad, el fomento de las economías locales.
Con el fin de aumentar la concienciación de la población
general y de los responsables públicos y privados sobre este tema, así como
para aumentar su alcance, el año 2017 ha sido designado por las Naciones Unidas
como el Año Internacional de
Turismo Sostenible para el desarrollo. De esta manera, la Carta Mundial de Turismo Sostenible +20 continúa
su trayectoria como vehículo del sector turístico hacia la consecución de
los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible de Naciones Unidas.
Con la certificación Biosphere, el Sistema de Turismo Responsable desarrollado
por el Instituto de Turismo Responsable, reconoce la apuesta por la
sostenibilidad de determinados agentes y destinos turísticos, funcionando como
un sistema de medición y de conducción hacia la sostenibilidad.
De esta manera, los beneficios derivados de la práctica del
Turismo Sostenible son los siguientes:
1) Tiene un mínimo impacto ambiental, ya que se da un uso óptimo a los recursos medioambientales,
manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a conservar los
recursos naturales y la diversidad biológica.
2) Se respeta a
la autenticidad sociocultural de las comunidades locales
conservando sus activos culturales y arquitectónicos, así como sus valores
tradicionales y se contribuye al entendimiento y la tolerancia
intercultural.
3) Integra las
comunidades locales a las actividades turísticas.
4) Genera
empleo local, tanto directa como indirectamente. En concreto, por
cada empleo directo generado se producen tres indirectos.
5) Estimula el
desarrollo de empresas turísticas (agencias de viajes, transportes,
alojamiento, alimentación, recreativas y complementarias), así como también de
empresas dedicadas a actividades suplidoras (ganadería, agricultura,
comunicaciones…)
6) Genera divisas al Estado y suministra capitales a la economía local.
7) El beneficio económico se destina a la conservación o al
desarrollo local, distribuyéndose entre todos los agentes locales contribuyendo
así, a la reducción de la pobreza.
8) Induce a la planificación regional, beneficiando un desarrollo armónico e
integral de todos los sectores de
la economía.
9) Genera consciencia de los problemas políticos, sociales y
ambientales locales, favoreciendo el consumo responsable y el respeto al medioambiente.
10) Para los turistas es una experiencia significativa que enriquece, y fomenta unas prácticas
turísticas sostenibles en su propio entorno.
11) Requiere un seguimiento constante de sus incidencias
para introducir las medidas o correctivas que resulten necesarias. De esta
manera, estimula la mejoría de las
infraestructuras de servicio al turismo (vías de comunicación,
telecomunicaciones, agua potable, alcantarillado sanitario, recolección y
deposición final de sólidos, aeropuertos…)
12) Promueve la
restauración, conservación y uso de los yacimientos arqueológicos,
monumentos arquitectónicos y cualquier obra física de interés colectivo y
nacional.
13) Destina
parte de los beneficios a la construcción de obras de interés comunitario como
escuelas, centros médicos, instalaciones deportivas, centros culturales…
14) Promueve y
valora las manifestaciones culturales locales, regionales y
nacionales (bailes, artesanía, gastronomía…)
15) Logra un
desarrollo equilibrado con el medio ambiente, a través de los estudios
de impactos ambientales y el monitoreo ambiental.
16) Promueve la autoestima
comunitaria.
17) Oferta, valora, preserva y genera beneficios económicos de los recursos de
flora y fauna, en beneficio de las comunidades locales.
18) Vigila,
evalúa y gestiona los impactos que genera, desarrollando modelos de
perpetuidad de su propio desarrollo.
19) Reactiva las
zonas rurales: relanza directa e indirectamente la economía local y aporta vida
a estas zonas, cuyos habitantes se benefician de una mayor oferta de
actividades y de visitantes más responsables y respetuosos con su cultura y
entorno.
20) Apoya los
derechos humanos y los derechos del trabajador, pues se basa en el
respeto a las comunidades de acogida y crea empleo de calidad.
21) Mejora la
calidad de vida de la población local, tanto económica como
socio-culturalmente.
22) Por último, el turismo sostenible potencia el consumo de productos autóctonos y
naturales de las zonas en que se realiza.
Turismo sostenible en
Panamá
¿Qué acontece en Panamá? Ante todo, hemos sufrido una
significativa baja en la afluencia de turistas, mayor aun si tenemos en cuenta
que las cifras oficiales reflejan la entrada y salida irregular de cientos de
miles de venezolanos y colombianos que no son turistas. Aun así, la mayoría de
los turistas reales se hospedan en hoteles todo incluido de las playas, sin una
participación directa de las comunidades que les rodean ni sus contundentes
beneficios.
Hace falta una sesuda planificación por las entidades
regentes del turismo al igual que una urgente responsabilidad por resultados,
común denominador inexistente, resultado de nombramientos políticos que carecen
de toda lógica y meritocracia.
También nos hace falta un análisis de crecimiento que
permita la expansión de infraestructura existente, siendo evidente el caso en
el Centro de Visitantes de Miraflores, sitio de mayor número de visitantes del
Istmo donde ya no se cabe, a pesar de nuestro continuado clamor por un nuevo
centro en las esclusas de Cocolí, que ha debido ser parte estructural del
proyecto de expansión del Canal y no a posterior cotejo.
La capital se encuentra en un caótico estado donde el
tráfico vehicular ha colapsado a falta de una continuada planificación urbana,
el crecimiento desmedido del parque vehicular y la falta de agentes de tránsito
que hagan cumplir las leyes. Peor aún, la falta de amabilidad hacia el turista
y el local se hace evidente en todo intercambio.
Más allá, hace falta la orientación y el desarrollo de
nuevos sitios de turismo. Aquí se construyen hoteles, pero no magnetos al
turismo para coparles. En ese punto enfoqué la médula de mi conferencia:
atracciones turísticas. Caso en mano, Panamá Viejo.
Si generamos un plan para la reconstrucción de unas ruinas
que poco atractivo gozan, de estricta estirpe colonial, que incluya
alojamientos de siete estrellas, actividades de esparcimiento, un icónico
galeón restaurante y le unimos con el cordón del Camino Real hasta Portobelo,
la Ruta del Oro, donde transitó durante tres siglos la mayor cantidad del
brillante metal en la historia, creamos un inmenso atractivo que complementa al
Casco Antiguo, lo que crearía innumerables fuentes de empleo a lo largo del
camino para que los millones de peregrinos puedan vivir esa experiencia y
cuando retornen a sus sitios de origen, servir como los mejores embajadores de
turismo istmeño, asegurando la multiplicación de visitantes. ¡Eso sí llenaría
los hoteles, eso sí tendría un efecto multiplicador en el número de visitantes!
Y por allí nos vamos, en vez de despilfarrar millonadas en
absurdos y muy deslucidos Carnavales capitalinos, enfocando de una vez por
todas nuestras energías en proyectos que sí garantizan la sostenibilidad de
nuestro entorno y el mayor beneficio a todas las comunidades.
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